Las 67.000 pruebas para la detección del coronavirus a profesores de la Comunidad de Madrid han arrojado más de 2.000 positivos. Entre 2.000 y 2.500, según ha desvelado este domingo el consejero de Educación, Enrique Ossorio.
Esos docentes tendrán que someterse de inmediato a otra prueba para confirmar el positivo. Los que vuelvan a dar positivo tendrán que quedarse en cuarentena, ahora que comienza el curso escolar. En concreto, el martes empezarán las clases los alumnos de infantil y primaria de los colegios de la región.
Según Ossorio, los afectados tendrán sustitutos interinos, que no se descontarán de los 10.600 profesores adicionales anunciados por el Gobierno regional para atender todos las clases, porque por seguridad las aulas tendrán un límite de 20 alumnos este curso.
El consejero ha contado que el porcentaje de positivos entre los profesores ha sido superior al 3,5 por ciento. Sobre la realización de las pruebas tan cerca del comienzo de las clases, Ossorio alegó: “Era una medida necesaria” y “los profesores se reincorporaron el pasado martes de sus vacaciones” y los tests empezaron el miércoles, con la presencia del 90 por ciento de los docentes y por tanto aglomeraciones y quejas.
Sobre la idoneidad de que el curso arranque en la Comunidad de Madrid entre positivos, rebrotes y sin vacuna, el responsable de Educación destacó: “España y Madrid no se pueden parar y la educación no se puede parar”. E insistió en que el curso empezará “de forma segura” y apeló a la “tranquilidad” de los padres y madres.
¿Que habrá contagios? “Es inevitable”, ha admitido, con la vista puesta en la experiencia halagüeña de otros países europeos: “Se ha cerrado algún centro pero el sistema funciona”.
Espigamos 15 frases de la serie Juego de Tronos, tras verla al completo durante el confinamiento. Dejamos las frases sueltas, colgando, sin contexto de capítulo, temporada o personaje, para extraerlas de la ficción y que puedan servir de algo también a quienes no han visto la serie.
—Te voy a dar un consejo, bastardo. Nunca olvides quién eres. Total, ellos tampoco lo harán. Úsalo como armadura y así nunca podrán herirte—.
—Se avecina una guerra. No sé cuándo ni sé contra quién, pero se avecina—.
—Un día serás rey y la verdad será lo que tú digas—.
—Al león no le importan las opiniones de las ovejas—.
—El poder reside donde los hombres creen que reside. Es un truco, la sombra en la pared. Y un hombre pequeño puede proyectar una gran sombra—.
—La única manera de que los tuyos no huyan en los momentos difíciles es que te teman más a ti que al enemigo—.
—Es extraño: no importa lo que queramos, que cuando lo conseguimos ya queremos otra cosa…—.
—Cuando veo lo que el deseo hace a las personas, me alegro de no participar de eso. La ausencia de deseo te permite perseguir otras cosas importantes—.
—Puedes conseguir lo que quieres de los demás, no torturándolos, sino haciéndolos felices—.
—Nuestro error es creer en los hombres equivocados—.
—Deja vivo a un lobo y todas las ovejas estarán en peligro—.
—Los plebeyos que catamos el poder, somos como el león que ha catado al hombre: nada más sabroso…—.
—A veces la tragedia es necesaria para restaurar el orden—.
—A veces hay que dar tiempo para los que se equivocan mediten sus errores: en una celda fría, en un confinamiento largo—.
—Cuando intento entender las razones de una persona, juego a algo: me pongo en lo peor y me pregunto: ¿Cuál es la peor razón que tiene para decir lo que dice y hacer lo que hace? Y luego me pregunto si esa razón explica realmente bien lo que dice. Y lo que hace. ¿Qué es lo peor que puede querer?—.
A Rosana y sus dos hermanos “el maldito Covid-19” no solo les ha arrebatado a su padre. Les ha condenado a una espera dolorosa: ocho días desde el fallecimiento de Joaquín pegados al teléfono sin que la compañía de decesos los llamara, y 10 días más aguardando turno de incineración en un tanatorio del sur. La aseguradora les dice que están esperando la licencia de incineración de un juzgado de Móstoles, y eso que Joaquín falleció hace 18 días.
Cansada de la situación y de escarbar explicaciones, Rosana ha hecho público su desconsuelo en las redes sociales. Comparto aquí un extracto para que sirva como cronología y descripción del sufrimiento de tantas familias en estos días.
—Ya son muchos días sin ti. Maldito COVID. Mucho tiempo para permanecer abandonado en la morgue del hospital, sin que @santalucía se digne hacerse cargo de tu cuerpo, excusándose en sobrecarga de trabajo. Ya no es la compañía que era… Que engañados hemos estado todos ¿Quién se podía esperar esto? Tú, seguro que no. Después de haber confiado en ellos durante estos más de 52 años no esperabas que te dejaran tirado —cuenta Rosana, sorprendida de que otros conocidos también fallecidos fueron incinerados en tres o cuatro días, porque tenían otras compañías de decesos.
Prosigue Rosana: —Afortunadas sus familias que no han tenido que pasar por el calvario que estamos viviendo: indiferencia, falta de información… En estos 18 días hemos recibido dos llamadas de Albia (funeraria). La primera para dar como única respuesta la posibilidad de incineración si aceptábamos fuera de Madrid (que hacen traslados colectivos hacia una provincia aleatoria). Y de poco valió aceptar, puesto que la espera siguió igual. Y la pena es que hay muchas familias, engañadas como nosotros al principio, que nos están comentando su eterna espera con Santalucía.
Rosana reprocha a la compañía de decesos y a la funeraria “la falta de información”, que les ha hecho “mucho daño”. Le hubiera gustado recibir eficacia o, en su lugar, “humanidad” al menos. No se enteraron del traslado de su padre hasta 5 días después de que se produjera.
—Pero la realidad es que, pasados muchos días, nos enteramos de que faltaba aún la licencia de incineración. Estoy muy dolida, moralmente muy afectada. Y, como mis hermanos, al dolor de la muerte de mi padre tengo que sumar la incertidumbre y la ansiedad provocada por la falta constante de información veraz por parte de la aseguradora.
Los hijos y los nietos de Joaquín esperan que “pronto le dejen descansar en paz”.
“¿Cuándo podremos salir de casa?” El 1 de mayo saldrá un 25 por ciento de la población. El 8 de mayo otro 25 por ciento. Y lo mismo el 15 y el 22 de mayo. Y el punto más alto de ingresos en UCIs llegará el 9 de abril, según las predicciones de matemáticos de la Universidad Politécnica de Valencia en su modelización epidemiológica del covid-19. Con un escenario favorable, y uno desfavorable…
El escenario favorable: tras el confinamiento la población mantienen el distanciamiento social y el “buen tiempo” afecta positivamente a la propagación, con el resultado de que la capacidad de contagio se reduce en un tercio.
En el escenario desfavorable, el modelo del Instituto de Matemática Multidisciplinar observa que las personas no mantienen las precauciones ni la distancia social y que la meteorología tampoco ayuda. ¿Resultado? Un repunte importante de personas infectadas al final de la cuarentena.
Y estiman el pico de ingresos en la UCI:
—Como hemos visto, ya hemos superado el pico de infectados. Es mérito de todos nosotros, quedándonos en casa. Por otra parte, el pico de hospitalizados fue el 31 de marzo y el pico de pacientes en UCI se espera para el 9 de abril —añaden los matemáticos en su Modelización Epidemiológica del Covid-19 para España.
La predicción está expuesta a gran incertidumbre, según los matemáticos. Y un cambio pequeño, por ejemplo atribuible al efecto del buen tiempo, generaría “un cambio sustancial en la predicción”.
Lo irán actualizando periódicamente. El último informe es del 1 de abril.
Aquí está todo: fórmulas, gráficos, interpretaciones y la promesa de nuevos informes.
He conocido una historia de amistad más-grande-que-la-vida. A Lucía, profesora y residente en Alcorcón, le detectaron un cáncer de mama agresivo recién divorciada y con dos hijos ya independientes. Decidida a espantar las tormentas de la quimio y la radio, se compró una peluca y se animó a salir a bailar con las amigas. “No veas cómo picaba la peluca con el sudor. Pero me sirvió para divertirme sin que la gente se fijara demasiado en mí”. Una noche conoció a un hombre 20 años más joven, de Rumanía para más señas. Nada fue por el camino acostumbrado… Ni siquiera hoy…
“Hablamos. Le conté lo que me pasaba. Y salimos a pasear muchas veces. Me daba la mano. Me abrazaba cuando estaba peor. Me hizo tan feliz”. No había sexo. Con la quimio el cuerpo no está para más épica. Pero era una relación sentimental con todas las letras. Y las amigas y los hijos le trasladaron sus miedos.
—Me decían que me iba a hacer daño, que no iba a quedarse conmigo para siempre, que ese hombre tenía que hacer la vida de un joven de su edad, enamorarse… Yo lo entendía y no me importaba: me hacía tan feliz.
De hecho, fue con ese espíritu vivo y optimista con el que se propuso divertirse en lugar de quedarse en casa sufriendo los estragos de la química. —Recuerdo que me decían Se te va a caer el pelo, vas a estar devolviendo… y yo pensaba A mí, con lo alegre que soy y lo positiva, no me pasará, yo no voy a sentir eso. Bueno, se me cayó el pelo, pero vómitos no tuve —sonríe.
Y con ese mismo espíritu asumió que Víctor y ella se distanciaran cuando se curó del cáncer.
Alguien que duerma contigo cuando tienes tanto miedo
Entonces, llegó el segundo zarpazo de la enfermedad. Y su amigo volvió a su vida. Y el concepto de amistad, que se palpa casi: —Alguien que venga a casa a dormir contigo cuando tienes tanto miedo, que te diga que todo va a salir bien… Era maravilloso.
Al superar el segundo cáncer, Lucía sorprendió a Víctor con un ofrecimiento: —Nunca me lo pidió pero yo sabía que le serviría: le dije que me iba a casar con él. Nunca me lo había pedido, pero yo sabía que, con la nacionalidad española que obtendría con el tiempo, podría vivir muy bien de esos trabajos de electricista que estaba haciendo sin contrato…
Se casaron. Lo celebraron. Y compartieron vida el tiempo necesario y cumplido el tiempo que acordaron se divorciaron y poco a poco dejaron de verse.
Y así han estado años. Hasta hace muy poco. Lucía tiene una enfermedad degenerativa. Está todavía incipiente, pero ha perdido toda la fuerza en las manos, no puede abrir recipientes, tiene temblores. Y como si la enfermedad se confabulara para unirlos, Víctor y ella han vuelto a contactar. Más todavía: viven juntos. —Se ha venido a vivir conmigo. Somos compañeros de piso. Compartimos gastos. Me ayuda mucho con su conversación y con esas pequeñas cosas que a mí me salvan y que ni siquiera tengo que pedirle. Y él dice que le gusta estar conmigo.
[bc_random_banner]
—Él entra y sale y tiene su vida, cómo no, es una persona de cuarentaytantos años, pero hay fines de semana en que me dice: Hoy no salgo. ¿Vemos una película juntos? Y estamos tan a gusto… A mí me gustaría seguir así el resto de mi vida.
Para suspicaces y egoístas: el piso y el dinero de Lucía serán para sus hijos. lo dice el testamento. No hay nada material entre Víctor y Lucía. Hay algo más allá: Una amistad preciosa, un amor inusual… Ni ellos lo saben.
Por cierto: Lucía y Víctor no son sus nombres reales. He preferido ocultarlos para preservar su intimidad.
Getafe quiere “abolir” la prostitución. A los 3.000 euros de multa a quienes contraten servicios sexuales y a los proxenetas, se suma ahora un 8 de Marzo combativo. El lema es “Rebélate”, y destaca una jornada sobre Prostitución y Trata: la Esclavitud del Siglo XXI, el 6 de marzo, todo el día. Las prostitutas que ejercen libremente son la excepción. Que se lo digan a Amelia Tiganus: cambió Rumanía por España por una promesa de libertad. Tenía 17 años. Y nada fue como le habían dicho…
—Me vendieron por 300 euros a un proxeneta español a los 17 años. Seis meses después cruzaba la frontero de España. Viajé durante tres días y tres noches en autobús. Fue un viaje muy duro y era la primera vez que viajaba. Recuerdo sentirme feliz y afortunada. Mis pensamientos, mis deseos, mis sueños, mi esperanza… dibujaban en mis rostro una sonrisa. Hacía mucho tiempo que no sentía algo parecido. Quizás nunca antes había vivido ese sentimiento de felicidad —recuerda Amelia.
Le habían prometido que “en un par de años” sería libre y tendría “el reconocimiento y la atención que tanto anhelaba”.
—Me habían dicho que en España los hombres son muy educados, visten trajes elegantes e invitan a copas a las chicas, que tendría que beber y ganaría una comisión; tenía que aprovechar cualquier oportunidad, ser lista, ganar mucha pasta y retirarme cuanto antes. De lo que pasa en la habitación nunca me hablaron. Se entendía que era mantener relaciones sexuales. Y punto.
Uno más para estar más cerca de mi sueño…
En la prostitución no hay amistades: se trata de salir allí cuanto antes.
—Pronto descubrí que esos trajes, esas sonrisas y ese supuesto glamour que se respiraba en el ambiente se quedaban en el pasillo antes de entrar a una habitación. Dentro había una cama con una sábana de papel y un preservativo. Todo era muy frío y violento, pero siempre pensaba “uno más para estar más cerca de mi sueño.
Amelia recuerda que aprendió a actuar. Con los que iban de buenos y le contaban cosas. —yo tenía que ser muy amable con ellos y sonreírles, escucharlos y aprobarlos con cariño y admiración. Esa situación era una de las más enloquecedora —dice. Luego estaban los que iban al grano. Pagaban, penetraban y se iban. Por lo menos así podía evadirme y estar mentalmente allí donde quería estar.
[bc_random_banner]
Y están los sádicos y los misóginos.
—Ser mordida, pellizcada, golpeada, insultada, vejada y reducida a nada. (…) Daba igual si el putero era político, juez, policía, fiscal, periodista, sindicalista, obrero, empresario, deportista, casado, soltero, joven o mayor. Nunca sabía con cuál de los tipos de puteros me iba a encontrar una vez que se cerraba la puerta de la habitación. Todos eran repulsivos.
El testimonio completo de Amelia Tiganus está aquí. Es reflexivo, sin adornos. Explica su adolescencia de abusos, cómo escapó del proxeneta que la compró y el modo en que quedó atrapada “en el sistema prostitucional” durante unos años, persiguiendo su “sueño”.
Y recuerda: el 6 de marzo, de las 9.00 a las 17.00, Getafe abordará “la esclavitud del siglo XXI”. Estás invitado o invitada. Por la mañana en el plano jurídico. Por la tarde con testimonios. La alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, destacó que Getafe es una ciudad pionera “en posicionarse de forma valiente y clara contra la prostitución y la trata de mujeres con fines de explotación sexual”. La fórmula: el abolicionismo. Recordó la multa de hasta 3.000 euros para los clientes de servicios sexuales y los proxenetas. No han impuesto ninguna sanción de momento.
En estos tiempos cortoplacistas, para muchos el futuro es la punta de su nariz en el espejo: total, es lo más lejos que han mirado nunca. Son “avestruces”: sufren los cambios como una tormenta, ¡que pase cuanto antes! Yo prefiero a los “conspiradores”, que al menos tratan de provocar los cambios que desean. Pensé en ello al escuchar ayer monologar de eutanasia en el Congreso y ver en Móstoles a dos concejales que han cambiado de filas… Hay más actitudes: “bomberos”, “aseguradores”… Mira a ver la tuya.
En España anticipamos poco y mal. Y cuestiones insignificantes se convierten en urgentes, como ese mancha sospechosa que, por descuido, solo ves cuando es cáncer y acogota. Pensé en ello al ver dos cuestiones. Una nacional: los monólogos cruzados sobre la eutanasia en el Congreso. Y otra local: los movimientos en la política en Móstoles (dos concejales que dejan Ciudadanos y pasan a ser “no adscritos”) y en Arroyomolinos (PP gobierna ahora con Ciudadanos y una concejal de un partido independiente y expulsada del partido por decidirse a entrar en el gobierno).
Frente al futuro podemos elegir cuatro actitudes:
La actitud del “avestruz” que sufre el cambio. —Uy pues los que yo creí que pensaban como yo ya no piensan como yo. Pero bueno, voy a esperar a ver si en cuatro años mejoran las cosas… —No ocurrirá.
La actitud del “bombero” que se encarga de combatir los fuegos. —Y cuando el bosque que se queme sea el mío -por ejemplo ese hermano en coma que sufre encarnizamiento terapéutico-, pues entonces ya pensaré en la eutanasia y ver qué pasaría si…—. O —Si es de los míos es “no adscrito” y tiene sus razones; si es de los otros, es un tránsfuga tamaño copa-de-pino; si soy yo el que cambio de siglas o aliados, es por renovación; si son los otros, es que son unos vendidos…
[bc_random_banner]
La actitud del “asegurador” que se prepara para los cambios previsibles porque sabe que reparar es más caro que prevenir. Yo quiero siempre a gente así a mi lado, aun sabiendo que el previsor suele mirar a cambios muy muy previsibles, y los cambios descabellados se los pierde porque elige no arriesgar.
Y la actitud que prefiero: el “conspirador” proactivo, que trata de propiciar los cambios que desea. ¿Eutanasia? Por fin. Debimos aprobarla antes, por una cuestión de libertad, valor primordial. Y bien regulada, para que los médicos que lo decidan puedan optar por su conciencia y que se ocupe otro miembro del equipo.
Lo decíamos hace unos días: hay cosas que no se hacen mal, pero que tampoco se hacen todo lo bien que se podría. Y en esas el futuro nos pinta la cara. Si los gobernantes de cualquier ciudad o de la comunidad están pendientes de la aritmética para aprobar las cuentas, por ejemplo, la ciudad perderá el mañana. De ahí que algunas reglas de juego tengan que cambiar.
Urge ver lejos, ver largo y con profundidad. Mejor con conspiradores, que con avestruces. Y tener muy muy alejados a los de una quinta actitud, que veo en Móstoles al menos: la de esas personas que prenden fuego a su propia casa, dejan que se quemen los suyos, y contemplan el incendio desde fuera, como si no fuera con ellas y con la esperanza de cobrar el seguro de las cenizas. Actitud de “cobardes”.
Richard está en el lugar incorrecto en el momento inadecuado: detecta una mochila-bomba antes que la policía, ayuda a salvar unas vidas y las teles lo conviertan en héroe. Pero su aspecto no encaja: bigote a lo freddiemercury, obeso, vive con su madre y le obsesiona la seguridad… De héroe a sospechoso. ¿Cómo demuestras tu inocencia? Una historia real.
—¿Fuiste tú? ¿Pusiste la bomba?—
Richard Jewell murió de un infarto a las cuarentaypocos años. Después de pasar un suplicio: demostrar que no había puesto la bomba con la que murieron 2 personas en Atlanta, cuando los Juegos Olímpicos, y resultaron heridos más de 100.
Hasta un libro le querían escribir para que vendiera su papel en el parque Centenario durante un concierto. Gente que se lo inventa todo, lo escribe y luego busca al héroe para que firme el libro y sea un bestseller.
La nueva película de Clint Eastwood, el último cineasta clásico, recupera la historia real de Richard Jewell, la persecución que sufrió de los medios y sobre todo del FBI cuando se suscitó la duda de que pudiera haber puesto él la bomba. —Es un tipo que siempre busca atención. No es el héroe que ustedes están creando— dijo el rector de una universidad en cuyo campus trabajó Jewell con un celo inusual. Vamos que hasta hacía controles en la carretera sin tener jurisdicción.
[bc_random_banner]
Jewell no ha podido ver la reconstrucción que ha hecho Eastwood de su historia. De la vergüenza de unos medios de comunicación que igual te elevan sin medida que te hunden sin corazón. Y lo peor de la sospecha es cuando elementos de tu vida se alinean con la teoría de la culpabilidad. Porque Richard tenía un arsenal de armas en casa, porque le gustaba cazar y coleccionar. Y adoraba calzarse gorras y uniformes de seguridad, que cada cual tiene sus filias. —¿Esperabas una invasión de zombis o algo así?—le dice el abogado al ver el despliegue de armas sobre la cama.
Ya le había advertido: —Cuando tengas tu placa, no te conviertas en un imbécil—, le dice el que luego sería su abogado. —No entiendo—. —Sí, un poco de poder puede convertir a una persona en un monstruo—.
El FBI no sale bien parado. Pese a los agujeros iniciales: —Siempre investigas al tipo que encontró la bomba, como al tipo que encontró el cadáver—, se justifican. —¿Perteneces a algún grupo extremista, antigubernamental, grupo marginal—, preguntan en otro momento.
No es de extrañar que alguien suelte: —La autoridad es lo que está ahí afuera esperando para comerte vivo–.
Cualquiera de nosotros podríamos ser Richard Jewell. Por más que seamos inocentes. La autoridad te mira hasta la basura. ¿Y los media? Su dictadura está en deciden lo que es noticia: ni más ni menos. Y en algunos psiquiátricos hay más criterio y menos ego que en algunas redacciones…
¿Qué está viviendo un niño de 5 años en su entorno para acudir a clase con un cristal y amenazar a sus compañeros en el baño? Ocurrió en un colegio del sur de Madrid que prefiero no revelar. Pensé en qué habrá sido de él, al saber que cada año 55 millones de niños en Europa sufren maltrato: físico, sexual, psicológico. Lo dice la OMS y lo peor es cómo marca de adulto esa violencia mascada de niño: enfermedad mental, alcohol, obesidad. Por cierto, ¿imagináis la reacción de su padrastro al recibir la llamada del colegio?
—¡Profe, profe, que M nos quiere cortar con un cristal!—. La docente acudió al baño y se topó con una escena de película carcelaria, inverosímil entre niños de 5 años: M. tenía arrinconado a uno de los compañeros y lo amenazaba a la altura del cuello con un pedazo de cristal cortante.
La profe logró disuadirlo y llamó a la madre. Le contó la situación.
—Ay… no entiendo qué ha podido pasar. Yo hablo con él— dijo.
No fue la última vez que M. llevó un cristal a clase. Y con el pasar del tiempo hubo otro episodio: aquella vez se llevó al colegio una cadena gruesa y tenía amenazado a otro compañero por el cuello, en el baño también. Cuando le quitaron la cadena, el niño destrozó las gomas de borrar de todos los compañeros utilizando el lápiz como si fuera un punzón.
La profesora le dijo a la madre que tenían que reponer el material de todos. Al día siguiente acudió el padrastro y lanzó las gomas nuevas a la cara de la profesora. Las amenazas fueron de tal calibre que la policía tuvo que acompañar a la maestra a la entrada y a la salida del colegio durante días. Hoy lo recuerda como uno de los peores momentos en el ejercicio de su profesión. El niño dejó el centro poco después.
Traigo este caso real para ilustrar un dato que espeluzna: unos 55 millones de niños sufren maltrato en Europa cada año. Violencia física, sexual, psicológica. El abuso emocional es el más numeroso. Luego está el maltrato físico y por último el abuso sexual. Y hay unos 700 menores que mueren cada año.
[bc_random_banner]
Lo cuenta la Organización Mundial de la Salud y advierte de que las víctimas de la violencia “corren un mayor riesgo de sufrir enfermedades mentales, consumir drogas y alcohol, y padecer obesidad en el futuro, y afecciones crónicas”.
—El trauma infantil tiene un costo terrible para los niños y para los adultos en los que se convierten y cuyas vidas destroza. Y también para el bienestar general y la economía de todos los países. Con voluntad política podemos hacer frente a esta situación—, dice la doctora Bente Mikkelson, directora de Enfermedades no Transmisibles y Promoción de la Salud de la OMS en Europa.
Es una cuestión continental, nacional, regional y local.
—Cada parte de la comunidad puede marcar la diferencia para hacer que la sociedad sea más segura para los niños. Pero tenemos que acelerar—.
La OMS tiene un programa que se llama Inspire, para prevenir y tratar la violencia en los niños. En siete campos: aplicación de la ley, generación de valores, creación de entornos seguros, apoyo a los padres y cuidadores, aumento de los ingresos, servicios de respuesta y apoyo, y la inversión en educación y formación.
A esa edad en que muchas personas tienen la autoestima tan olvidada como los ideales, Juan Luis Anes, 59 años y la vida por delante, se reivindica con una marca personal curiosa, Yayo Fit, para devolver el entusiasmo al gentío de 50 en adelante: mental, físico, nutricional. Le avala su condición de explorador en una especialidad que solo acaba cuando te mueres…
¿Hielo? ¿Montaña? ¿Deporte extremo? Nooo. Lo suyo es vivir la vida con la intensidad de los inconformistas. Entre aquel chico de reparto en su primer trabajo a los 14 hasta ese abuelo en forma a los 59, Juan Luis ha sido pintor, yesista, albañil, conductor de autobús, mecánico, ha tenido taller de automoción, carpa de venta de vehículos, equipo de multinivel…
Lo mejor es que no culpa a nadie de sus tropiezos, que los ha tenido: “Cuesta asumir lo que te pasa, es duro mirar atrás, ver algunas cosas y decirte… pero ¿esta vida de mierda la he creado yo? Mi vida es mi responsabilidad”.
Su lado inconformista salió pronto. A los 8 años, en el internado escolar, con su hermano de 5. —Decidí despreocuparme de los estudios: lo iba sacando, haciendo lo mínimo. Fue un castigo hacia mis padres. Mi tía me contó que mi madre tuvo mucho pesar toda la vida por aquello… Ahora, lo pienso y es sorprendente que mis tres hermanos fueran luego a colegios públicos y yo a uno de pago—.
El gesto ni lo notó ni le recondujo, académicamente. Él se puso a trabajar a los 14, chico de reparto. Sin avisar a los padres. —Entré por mi cuenta, pregunté y en casa dije: el lunes empiezo a currar. No duré ni un mes, porque encontré otro en el que ganaba más, siempre decidiendo a mi aire—.
Otro momento clave fue cuando se sacó el carné de autobús mientras hacía la mili y se ofreció a un empresario en la boda de un amigo. Le cogieron.
—Y me encontré con 22 años en una ciudad nueva, Móstoles, con una bolsa con ropa y sin saber dónde dormiría esa noche. Calle Concordia, no lo olvidaré nunca, por la zona de San Marcial, allí me alquilaron una cama—.
Fueron 4 meses desesperantes. —Un trabajo que no conocía, unos pueblos que me parecían todos iguales, Móstoles, Fuenlabrada, Alcorcón… y haciendo una actividad con la responsabilidad de un autocar. No me volví a casa por ese orgullo de tener que admitir a mis padres que me había equivocado—. Y acertó, porque al poco todo empezó a cambiar, esas cosas de la vida. —Casi de una semana para otra me di cuenta de que ya conocía los pueblos, que tenia amigos, empecé a disfrutar de conducir el autocar, y conocí a quien ahora es mi ex mujer, que era monitora en los desplazamientos y con la que he vivido 36 años—.
[bc_random_banner]
A los tres años vio que ese trabajo le condicionaba la vida y cambió, una vez más. Volvió con su padre momentáneamente, como hacía en los paréntesis, y de allí pasó a la mecánica -esa pasión por los coches- donde ha llegado a tener un taller propio, 20 años, compatibilizado en parte con un espacio de coches de ocasión, 19 años.
—Y me fui quemando y con la bendita crisis cerró el concesionario de coches y empezamos a ir de mal en peor… y el extra de Herbalife de los últimos 4 años se convirtió en mi modo de vida—.
Y en ello sigue, con Yayo Fit, su master de bioneuroemoción ¡y la bachata! —Ahora mismo tengo tres pilares en mi vida: nutrición, deporte y desarrollo personal—. Y un montón de amigos. —La gente me reclama cuando prepara cualquier historia: Juanlu, tú vienes no?—. Y él se apunta. Otra experiencia más.
Revista Vertigo política de cookies
Nuestra web utiliza cookies para mejorar tu navegación y experiencia.Si continua navegando, consideramos que acepta su uso