El fin del uso de las mascarillas en interiores, desde el día 20 de abril, va a generar estrés y ansiedad en algunos adolescentes. Se debe al síndrome de la cara vacía.
Viene de que los menores han llevado durante 2 años el rostro cubierto en clase y la máscara ha tapado inseguridades típicas de la edad. Tratamientos dentales, vello o acné, que permanecían ocultos por la mascarilla, desde el 20 quedarán al descubierto en grupo. Los psicólogos dicen que la circunstancia, tan aparentemente inocua, generará estrés y ansiedad en los chicos y las chicas de los institutos.
El asunto tiene que ver con que en la Comunidad de Madrid la mascarilla contra el covid dejará de ser obligatoria en los interiores desde el día 20, salvo en el transporte público, los centros sanitarios y las residencias de mayores. Y de pronto algunos menores se “descubrirán” en clase, lo que precipitará el fenómeno de aceptación o rechazo.
Miedo, inseguridad, tristeza…
Los profesionales recomiendan que el destape comience en entornos seguros, como los amigos más cercanos, la familia y así. Menores y adultos hemos sido testigos de cómo cambia la visión que tenemos de alguien a quien hemos conocido durante estos dos años siempre con mascarilla y al que ahora vemos sin ella.
Lo que podemos hacer los adultos es identificar la emoción con la que cada adolescente afronta el momento. Y a partir de ahí ayudarles a afrontarlo si la emoción con que lo encaran es miedo, inseguridad, ridículo, tristeza…